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Autoestima

Es la percepción evaluativa hacia uno mismo. Concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal.

Por lo que afecta a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los ...demás.

Nada en nuestra manera de pensar, de sentir,  de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.

 

 


Carl Rogers, uno de los máximos exponentes de la psicología humanista explica que la raíz de los problemas de muchas personas es que no se aprecian lo suficiente y sienten que no merecen ser amados.

La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por uno mismo y por los demás, es propios de la naturaleza de los seres humanos, ya que el sólo hecho de poder pensar constituye la base de su suficiencia, y el único hecho de estar vivos es la base de su derecho a esforzarse por conseguir felicidad.

Así pues, el estado natural del ser humano debería corresponder a una autoestima alta. Sin embargo, la realidad es que existen muchas personas que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al teóricamente natural.

Ello se debe a que, a lo largo del desarrollo, y a lo largo de la vida en sí, las personas tienden a apartarse de la autoconceptualización y conceptualización positivas, o bien a no acercarse nunca a ellas. Los motivos por los que esto ocurre son diversos, y pueden encontrarse en la influencia negativa de otras personas, en un autocastigo por haber faltado a los valores propios o a los valores de su grupo social, o en un déficit de comprensión o de compasión por las acciones que uno realiza y, por extensión, de las acciones que realizan los demás.

La autoestima es un concepto gradual. En virtud de ello, las personas pueden presentar en esencia uno de tres estados:

Tener una autoestima alta equivale a sentirse confiadamente apto para la vida, o, usando los términos de la definición inicial, sentirse capaz y valioso; o sentirse aceptado como persona.

Tener una baja autoestima es cuando la persona no se siente en disposición para la vida; sentirse equivocado como persona.

Tener un término medio de autoestima es oscilar entre los dos estados anteriores, es decir, sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incongruencias en la conducta —actuar, unas veces, con sensatez, otras, con irreflexión—, reforzando, así, la inseguridad.



Una persona con la autoestima alta:

- asume responsabilidades con facilidad;
- está orgullosa de sus logros;
- afronta nuevos retos con entusiasmo;
- utiliza sus medios, oportunidades y capacidades para modificar su vida de manera positiva;
- se quiere y se  respeta a sí misma y consigue  el  aprecio y respeto de quienes le rodean;
- rechaza toda actitud negativa para la persona misma;
- expresa sinceridad en toda manifestación de afecto que realiza;
- se acepta a sí misma;
- no es envidiosa.

Cuando una persona tiene su autoestima baja:

- desprecia sus dones naturales;
- otras personas influyen en ella con facilidad;
- se frustra fácilmente;
- se siente impotente;
- actúa a la defensiva;
- culpa a los demás por sus debilidades.

La autoestima es importante ya que permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, y por consiguiente alcanzar más fácilmente sus objetivos y autorrealizarse.
Permite que uno sea más ambicioso respecto a lo que espera experimentar emocional, creativa y espiritualmente. Desarrollar la autoestima es ampliar la capacidad de ser felices; la autoestima permite tener el convencimiento de merecer la felicidad.

Comprender esto es fundamental, y redunda en beneficio de todos, pues el desarrollo de la autoestima positiva aumenta la capacidad de tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones interpersonales enriquecedoras y evitando las destructivas.

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